Quintero G., José R.2019-11-262019-11-262019https://bdigital.zamorano.edu/handle/11036/6494En este estudio se utilizó quitosano proveniente de crustáceos y de insectos con el objetivo de identificar su capacidad antimicrobiana y comparar el desempeño entre ambos. Se utilizaron las cepas bacterianas serovar 4b CECT 4032 de Listeria monocytogenes, y O157:H7 CECT 5947 de Escherichia coli, y CECT 443 de Salmonella enterica serovar Typhimurium. Cada una de las cepas fueron tratadas con quitosano al 1% (tanto de crustáceo como de insecto), dos niveles de pH (5.00, 6.25) y dos niveles de inoculación (103 UFC/mL, 106 UFC/mL) obteniéndose 24 tratamientos que fueron evaluados con un Diseño Completamente al Azar (DCA) y arreglo factorial, con dos repeticiones. Los resultados se analizaron a través un ANDEVA y una separación de medias Duncan para los factores principales y una separación con el método de Cuadrados Mínimos (LSMEANS) para las interacciones, y fueron expresados y comparados junto con un control y control ácido de cada cepa mediante curvas de supervivencia. Los resultados obtenidos mostraron una fuerte actividad antimicrobiana por parte del quitosano, siendo el quitosano de crustáceo el que presento una mayor actividad a un pH de 5.00. La actividad antimicrobiana del quitosano se ve potenciada en bacterias Gram positivas, como L. monocytogenes, en comparación con bacterias Gram negativos como E. coli y S. Typhimurium. El efecto antimicrobiano del quitosano se vio influenciado por diversos factores como: fuente, pH del medio, tipo de patógeno y nivel de inoculación. Sin embargo, se demostró que en soluciones acuosas ácidas su efecto es mucho mayor.application/pdfspaCopyright Escuela Agrícola Panamericana, Zamorano, 2019BactericidaFactores extrínsecos,Factores intrínsecosInhibiciónQuitinaThesisopenAccess